Cómo evitar la procrastinación en verano
Ya sea porque la mitad de la oficina está de vacaciones o porque el cansancio acumulado de todo el año empieza a hacerse notar, lo cierto es que los meses de verano suelen ser los menos activos (siempre que no estemos hablando de sectores como la hostelería). La procrastinación en verano fomenta que las tareas y proyectos más relevantes se pospongan hasta septiembre y los trabajadores centren sus esfuerzos y su tiempo en aquellas labores estrictamente necesarias e ineludibles, normalmente trabajos que se suponen más automatizados y asimilados.
Generalmente, la procrastinación en verano se ve profundamente acentuada por el ambiente global de las empresas. –El compañero con el que necesitas contactar para un proyecto está de vacaciones, tu proveedor también, y tú tienes la cabeza en que te vas de viaje la semana que viene.– Esta clase de situaciones propician un ambiente en el que estar concentrado y dando el 100% es, como poco, difícil.
Entonces, ¿qué ocurre con esas tareas que no podemos posponer? Por ejemplo, sin ir más lejos, los departamentos de administración deberán encargarse de la misma forma, en verano o en invierno, de la gestión de las facturas mensuales, envío de nóminas, etc. solo por nombrar algunas. Estas tareas, que generalmente se realizan ya de forma mecánica, si se analizan, pueden ocupar un elevado número de horas si no contamos con las herramientas apropiadas.
Una herramienta que te permita automatizar tanto la emisión como la recepción de facturas, firmar y enviar a firmar documentos de forma digital, o que te permita gestionar los pagos, puede ser un gran aliciente para evitar posponer tareas, ya que el trabajador deja de dedicar horas a estas gestiones y comienza a resolverlas en cuestión de minutos. No digamos ya si esta herramienta se integra con los sistemas de la empresa.
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