Ya os hemos hablado en más de una ocasión sobre la tecnología Blockchain. La descentralización es una de las características principales de esta tecnología. En esta entrada, nuestro compañero Diego González, Blockchain Expert, nos cuenta todas las ventajas que supone la descentralización.
Las ventajas de la descentralización o de definir acuerdos formalmente mediante smart contracts sólo son realmente potentes, a mi juicio, si estos contratos inteligentes se ejecutan en un sistema distribuido. ¿Qué significa esto? Un sistema con un alto grado de descentralización en el que la horizontalidad de las relaciones entre nodos garantiza la inmutabilidad, la transparencia y el carácter permanente de los datos persistidos.
Las redes públicas blockchain, también llamadas “permissionless“ en inglés, cuentan con la ventaja de que no existen nodos con poder de filtro, son redes descentralizadas. Todos los nodos son iguales y no hace falta que nadie te autorice para formar parte de la misma. Esto es, cualquiera puede montar un nuevo nodo, un nuevo “servidor“, y pasar a formar parte de la red.
La descentralización consiste, básicamente, en el hecho de que operaciones que históricamente han requerido la figura de un intermediario ahora pueden realizarse directamente entre pares. Digamos que la descentralización empodera al ciudadano, al usuario, al cliente, sustituyendo la fe ciega que tenía que tener el cliente en un proveedor o el ciudadano en una institución. Esa fe ciega se sustituye por un servicio que da una certeza. La certeza de que el sistema hace lo que dice hacer y de que mañana seguirá funcionando al margen de cambios institucionales, cambios políticos. Esa certeza forma parte inherente del sistema. Si dos individuos quieren intercambiar activos, firmar un acuerdo, realizar una operación financiera, compartir archivos o mantener una conversación, la descentralización de la tecnología permite que puedan hacerlo sin un “middle-man”, sin un intermediario, sin un personaje que haya en medio de esa comunicación. Esto elimina de la ecuación cuellos de botella, posibles censuras, manipulación de datos, incumplimientos de contrato y, en definitiva, elimina lo que decíamos antes, actos de fe.
Por supuesto, las tecnologías distribuidas a las que nos referimos al hablar habitualmente de «descentralización» todavía están en una fase temprana de su desarrollo, por ejemplo, llevamos una década con bitcoin. Queda mucho por mejorar, pero al menos hoy por hoy ya podemos decir que permiten la reducción de costes, minimizan la presencia de errores humanos y emancipan a los usuarios de esas dependencias históricas generadas por los intermediarios.
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